This story was published in English on October 16th, 2024.
Ya existe otra tanda de vacunas de refuerzo actualizadas contra el SRAS-CoV-2, pero, ¿reducirá nuestro riesgo de contraer COVID-19? Esa pregunta ronda la mente de muchas personas, entre ellas la del Dr. Bo Zhang, profesor adjunto de la División de Vacunas y Enfermedades Infecciosas del Centro Oncológico Fred Hutchinson, la del Dr. Dean Follmann, director de la Oficina de Investigación Bioestadística del NIAID, y las de sus colegas. Para hallar la respuesta, los investigadores e investigadoras se centraron en un aspecto particular de nuestra respuesta inmunitaria: los anticuerpos neutralizantes, los cuales pueden unirse a una partícula del virus y bloquear la infección de las células. “Nos entusiasmaba saber si la relación [inversa] entre el anticuerpo neutralizante y la COVID-19 que se demostró convincentemente en la era ancestral con una población no vacunada se mantenía durante la era de ómicron tras una dosis de refuerzo en una población vacunada”, comentó el Dr. Follmann. Al numeroso equipo de investigación lo conformaron varias personas de la Red de Prevención de la COVID-19 (CoVPN, por sus siglas en inglés) con sede en Fred Hutch. En su artículo, publicado recientemente en la revista Nature Communications, el equipo demostró que, incluso si una persona recibía hasta tres dosis de la vacuna contra el SRAS-CoV-2 o contraía la cepa circulante, seguía presentando un aumento de los anticuerpos neutralizantes tras la vacunación y una reducción del riesgo de contraer COVID-19.
Las vacunas contra el SRAS-CoV-2 producen anticuerpos neutralizantes que se unen a la proteína espicular de la superficie de la partícula vírica y bloquean la infección de las células. Los estudios anteriores a principios de la pandemia observaron que los anticuerpos neutralizantes y de unión específicos a la proteína espicular inducidos por la vacuna eran indicadores de protección contra la enfermedad. Dicho de otro modo, la mayor concentración de estos anticuerpos espiculares específicos producidos tras la vacunación significaban un menor riesgo de contraer COVID-19. Dado que tanto la vacunación (una o más dosis de refuerzo) como las infecciones por SARS-CoV-2 previas pueden alterar esta correlación, el equipo de investigación decidió hacer de nuevo los análisis para determinar si la medición de las respuestas de anticuerpos tras la vacunación seguía siendo un buen determinante de la protección frente a la enfermedad por coronavirus. “Observamos que la concentración de anticuerpos medida tras la dosis de refuerzo se relacionaba, en general, con la COVID-19 por variante ómicron y que el efecto era similar tanto en las personas previamente infectadas como en las que nunca habían tenido una infección”, declaró el Dr. Follmann. “Jerry Sadoff había acuñado el famoso término 'indicador invariante ante la variante'. Con este tipo de indicador se esperaría observar la misma curva que vincula el anticuerpo neutralizante con la protección contra la COVID-19, tanto si se tratara del anticuerpo ancestral contra el coronavirus ancestral como del anticuerpo ómicron contra el coronavirus ómicron. Nuestros datos, junto con un estudio observacional, mostraron la similitud de las curvas ancestrales y omicrón, donde se superponían”. Todo lo anterior significa que, durante la última oleada de circulación de la variante ómicron, toda persona que recibió otra dosis de la vacuna se vio beneficiada, independientemente de sus antecedentes de infección o vacunación.